¿Cuál es el mejor modo de limpiar las gafas? Cómo ir a un balneario sin que se empañen

¿Cuál es el mejor modo de limpiar las gafas? Cómo ir a un balneario sin que se empañen

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Si tienes problemas de visión y llevas gafas no tienes que renunciar a ir a un balneario o realizar diferentes actividades en medios acuáticos. Te contamos cómo tener siempre limpias las gafas y evitar que se empañen y te damos alguna alternativa para disfrutar y relajarte sin preocuparte por tus ojos.

 Cómo evitar que se empañen las gafas

El 63% de la población española mayor de 15 años lleva gafas. Cuando acude a balnearios, piscinas o, simplemente, lleva mascarilla por la calle, tiene que enfrentarse a un engorroso problema: las lentes se empañan. Afortunadamente, existen diferentes métodos de limpieza para conseguir que el cristal absorba esa humedad y el vaho no dificulte la visión.

Las gafas se empañan cuando el aire húmedo y caliente contacta con la superficie lisa de los cristales. Se generan gotas diminutas que forman una película sobre la lente, lo que impide ver con claridad. Si esto ocurre, no deberías limpiar las gafas con cualquier papel o con la tela de la camisa, ya que se pueden rayar. Existen gamuzas y espráis especiales antivaho, que puedes llevar siempre contigo.

Además, antes de salir de casa, puedes hacer un “lavado antivaho” para tus gafas. Hay que aplicar una capa fina de jabón (preferentemente en pastilla) en las lentes. Ponlo siempre en la parte interna y nunca en la externa, porque es donde se sitúan la mayoría de los tratamientos antirreflejantes y podríamos estropearlos. Eso sí, es importante no excederse con el producto: frota suavemente con el dedo y seca con una gamuza hasta que no haya ningún rastro.

El jabón es un agente humectante, que impide que el agua se condense y, por lo tanto, protege de la formación de vaho. También es útil calentar las lentes con el aliento antes de ponérnoslas: subirá la temperatura de la gafa y evitarás el contraste térmico.

Recuerda que hay gafas que se empañan más que otras. Los modelos de pasta, que se adaptan más al contorno del rostro, impiden que el aire circule (sobre todo en la zona de la nariz). De esa manera, evitan mejor la formación de vaho las monturas metálicas y, preferentemente, las que tienen el puente ajustable.

También existen gafas con cristales antivaho, a los que se aplica un tratamiento específico. Pregunta en tu óptica, porque son algo más caras y se ensucian un poco más que las de cristal normal. Sin embargo, si llevas mascarilla o acudes a un balneario, pueden ser una opción muy recomendable.

 ¿Y si dejamos las gafas en casa?

Si no tienes una alta graduación, podrías plantearte la opción de ir sin gafas. Sin embargo, es una idea inviable para personas con grandes miopías (ni siquiera deberían quitárselas unas horas): además de los problemas de visión, pueden sufrir caídas, marearse o experimentar dolores de cabeza.

Para esos casos, la opción más recomendable es que prueben lentillas de usar y tirar, pero tengan en cuenta que no deberían sumergir la cabeza con los ojos abiertos dentro del agua. De hecho, algunos oculistas desaconsejan incluso hasta ducharnos con ellas. Según explican, el agua puede llevar gérmenes y estos se pueden quedar atrapados en la lente, en contacto directo con el ojo y provocar posteriores infecciones (incluso desprendimiento de retina). Sin embargo, si no vamos a meter la cabeza en el agua, podría ser una buena opción.

También existen gafas de natación graduadas (pregunta a tu óptico). Si quieres opciones más baratas, las encontrarás en tiendas de material deportivo, pero allí no tienen la graduación exacta que necesitas (suelen redondear). Hay fabricantes que venden cada lente de manera individual y, después, puedes formar el conjunto que mejor corrija tu visión. Se recomienda escoger modelos que se adapten bien a la cara: son la solución ideal si acudes a balnearios, spas, piscinas o incluso para el mar. Podrás ver los relojes en las paredes, ir al baño sin preocuparte, encontrar tu toalla y aguantar largas horas en el agua (y sumergir la cabeza) sin ningún problema.

Las gafas de natación, además, vienen con un tratamiento antivaho para impedir que se empañen. Eso sí, a medida que las vas usando, esta protección tiende a desaparecer. Si esto ocurre, no hace falta que te compres otras: hay productos específicos para mantener las lentes. No olvides que este tipo de gafas requiere ciertos cuidados después de su uso. Acláralas siempre con agua fría para eliminar el cloro u otros productos que tenga el agua y guárdalas bien secas en su estuche.

Acudir a un balneario es una experiencia muy relajante. No permitas que las gafas te impidan disfrutar del momento. Existen trucos para que las lentes no se empañen: algunos tan económicos y fáciles de aplicar como el jabón de manos (también te valdrán para otras ocasiones). Además, puedes optar por llevar ese día lentillas desechables o recurrir a las prácticas gafas de natación con cristales graduados.

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