La historia de San Pedro de Rocas, el monasterio más antiguo de Galicia

La historia de San Pedro de Rocas, el monasterio más antiguo de Galicia

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No tiene adornos barrocos, tampoco estructuras románicas ni terminaciones renacentistas. Pero su campanario y las naves, excavadas en la roca, asombran a quien lo ve por primera vez. Es el monasterio de San Pedro de Rocas, el más antiguo de toda Galicia, y cuya fundación se produjo hace casi 1.500 años. Mucha historia acumulada en este pequeño lugar de la provincia de Ourense.

Casi un milenio y medio de historia

Quien haya visitado el Museo Arqueológico Provincial en Ourense habrá podido ver la lápida fundacional del Monasterio de San Pedro de Rocas. Ahí se explica cómo un pequeño grupo de hombres, entre cinco y siete dependiendo de la fuente que se consulte, se convirtieron en los primeros pobladores de esta zona cercana a Esgos, apenas a media hora de la capital.

Fue en el año 573 y convirtieron este recinto en el primer lugar de vida cenobítica de toda Galicia. A partir de ese momento se alternan épocas de culto y oración con otras en las que el lugar permanece desierto y abandonado. Es en el siglo IX cuando se tienen referencias de nuevo de que la vida ha resurgido en la zona: es en tiempos de Alfonso III el Magno y se menciona a una figura de mucha importancia: el caballero Gemodus. Se estableció en el monasterio, fue elegido abad y lo restauró. Incluso se le menciona en un documento del año 1007 cuando Alfonso V concede un privilegio a la zona de Rocas.

Nunca llegó a ser un monasterio demasiado poblado, ni tampoco excesivamente rico. De hecho, su valor es más antropológico que estético. Aunque durante parte del siglo XII dependió del monasterio de Santo Estevo, lo cierto es que históricamente lo ha hecho del de San Salvador de Celanova. Y es en el siglo XV cuando deja de ser un monasterio autónomo para pasar a ser parroquia, aunque continuó siendo regido por monjes.

San Pedro de Rocas

Una belleza natural y singular

Lo primero que hacen los visitantes que descubren por primera vez el lugar es sorprenderse con el campanario, sin duda el símbolo de este monasterio. Es una espadaña muy frecuente en Galicia, pero la de San Pedro de Rocas es diferente a todas: está colocada sobre una roca natural de más de quince metros de altura.

El antiguo monasterio desapareció en alguno de los múltiples incendios que sufrió este lugar a lo largo de la historia. Sin embargo, se siguen conservando las tres naves originales ya que estaban excavadas en la roca. Son una central y dos laterales: en la central hay una abertura en el techo que permite la entrada de la luz; en la nave izquierda hay un sepulcro debajo de un arco que alberga el que se cree que es el sepulcro de Gemodus.

En esa misma pared hay una pintura única que está datada sobre el año 1200. Es el único mapamundi que se conoce de la época románica y estaría refiriéndose a la diáspora apostólica, aunque las humedades lo han deteriorado y no permiten verlo en profundidad. Su importancia es tal que se han llevado a cabo varios estudios, como el de la Universidad de La Rioja.

Otro de los elementos destacados de San Pedro de Rocas es la serie de sepulcros esculpidos en la roca representando figuras yacentes. Pero también en el piso de la iglesia están excavados diversos sepulcros con apariencia humana que llaman poderosamente la atención de los visitantes.

El último de los lugares imprescindibles que hay que visitar en este extraordinario lugar es la fuente de San Benito. Se trata de un manantial natural excavado en la roca y del que manan las que dicen que son aguas milagrosas. La leyenda cuenta que las personas que tenían una verruga y se colocaban bajo el agua mientras rezaban un Padrenuestro, San Benito les curaba.

Otra de esas leyendas, aunque mucho menos agradable, es la de la ‘pinga’. Se trata de un castigo que, supuestamente, se aplicaba a las mujeres pecadoras en la zona del monte Barbeirón. Consistía en colocarlas debajo de un hilo de agua de donde iba cayendo constantemente una gota, siempre en el mismo lugar y sin detenerse, hasta que las mujeres se volvían locas y morían.

San Pedro de Rocas es, desde el año 1923, Bien de Interés Cultural y, aunque ya no se practica ningún tipo de culto religioso, sigue atrayendo a multitud de personas cada año. Además, las dependencias del antiguo monasterio acogen hoy en día un museo y un centro de interpretación en la Ribeira Sacra, por lo que se convierte en una visita obligada para quienes quieren conocer esta zona de Galicia.

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