Que el frío no sea el peor enemigo de tu piel

Que el frío no sea el peor enemigo de tu piel

| Caldaria Hoteles y Balnearios

Las bajas temperaturas llevan unas cuantas semanas haciendo acto de presencia y es posible que tu piel comience a resentirse. Sequedad, rojeces o tirantez son solo algunas de las consecuencias. Precisamente para que el frío no se convierta en el peor enemigo de tu piel, compartimos contigo nuestros mejores consejos para cuidarla de las condiciones adversas del invierno.

Hidratación

La hidratación es la aliada de nuestra piel siempre y en toda circunstancia. En verano te recomendamos que, tras la exposición al sol, cuidases especialmente este aspecto. Pues eso mismo es aplicable cuando el mercurio baja. Ante el aire gélido y las bajas temperaturas, tu piel requiere un extra de hidratación para no resecarse ni escamarse. Así que decántate por productos que aporten un extra de hidratación.

La textura a elegir dependerá del tipo de piel que tengas (grasa, mixta, seca o sensible) pero los mejores productos para hidratar son aquellos que lleven un emoliente (como la glicerina, la vaselina o algún tipo de aceite vegetal, como el de almendra), un humectante (como la urea, el ácido láctico o el glicerol), un oclusivo (como la lanolina o derivados de la silicona), y algún antioxidante (como las vitaminas E y A).

Hidratarse

Protégete frente al sol

Muchas veces pensamos que en invierno no necesitamos utilizar protector solar, y nada más lejos de la realidad. Te protegerá de la exposición a los rayos perjudiciales del sol, que siguen ahí, y también creará una pequeña película sobre tu piel que actuará como escudo ante el frío.

Abrígate

Uno de los trucos más sencillos para proteger tu piel en invierno es abrigarte bien, especialmente las zonas más sensibles al frío, como mejillas, labios, cuello o manos. Bufandas, gorros y guantes serán tus mejores aliados en esta estación, especialmente si tienes sensibilidad al frío y sueles padecer de sabañones o los conocidos como fenómenos de Raynaud (cuando los dedos se vuelven de color blanco, azulado o rojo).

Abrigarse bien

Vitaminas

El frío influye directamente en la degeneración de las células, así que necesitan un aporte extra de vitaminas y aminoácidos. Podrás aportárselos de dos maneras diferentes, a través de productos cosméticos especializados, pero también cuidando tu alimentación. Una dieta rica en frutas y verduras protegerá tu piel del frío.

Un bálsamo multiusos, tu aliado

No te separes de él. En el bolso o la mochila, en el coche, en casa… Un bálsamo multiusos será tu aliado. Aplicándolo regularmente podrás evitar que se te cuarteen los labios, la piel de entre los dedos o la nariz, problemas que, además de estéticos, son dolorosos y muy incómodos.

Protege tus labios

Cuida tu cuero cabelludo

El cuero cabelludo también sufre con el frio, tanto por su efecto como por lo que utilizamos para protegernos de él, como los gorros. Así que dedícales un cuidado especial con mascarillas específicas.

La calefacción

Del mismo modo que ocurre con el aire acondicionado, algunos tipos de calefacción pueden resecar tu piel, por ejemplo la del coche. Además, cuanto más bruscos sean los cambios de temperatura más se resentirá. Evidentemente, que en tu casa o en tu coche usarás la calefacción para tener una temperatura agradable, pero no hace falta convertirlos en invernaderos. Evita en la medida de lo posible los contrastes de temperatura muy grandes.

Evita lavar demasiado las manos

Las dermatitis de desgaste se producen por un lavado excesivo de las manos que elimina el manto lípido de la piel. Ahora  también aparecen por el abuso de los geles hidroalcohólicos que utilizamos para protegernos del covid-19. Para prevenir la aparición de estos problemas en la piel, utiliza guantes en tus tareas del hogar o laborales, haz un uso prudente del hidrogel (mejor sin perfume) e hidrata bien la zona con cremas con efecto barrera.

Lavar las manos

Cuida tu cuero cabelludo

El cuero cabelludo también sufre con el frío, tanto por su efecto como por lo que utilizamos para protegernos de él, como los gorros. Así que dedícales un cuidado especial con mascarillas específicas.

La calefacción 

Del mismo modo que ocurre con el aire acondicionado, algunos tipos de calefacción pueden resecar tu piel, por ejemplo la del coche. Además, cuanto más bruscos sean los cambios de temperatura más se resentirá. Evidentemente, que en tu casa o en tu coche usarás la calefacción para tener una temperatura agradable, pero no hace falta convertirlos en invernaderos. 20 o 21º grados durante el día y 17º cuando vayas a dormir te darán un confort más que suficiente. Evita en la medida de lo posible los contrastes de temperatura muy grandes, puesto que aumentan la posibilidad de que te aparezcan capilares dilatados en la cara.

La ducha, no demasiado caliente

Llegas a casa después de padecer el frío de la calle y te apetece irte directamente al baño a darte una ducha bien bien caliente. De vez en cuando no está mal darse este capricho, pero para el bienestar de nuestra piel es mucho mejor que optes por el agua tibia. Con una ducha al día es suficiente, de otra forma aumentarás la deshidratación de tu piel. Y al acabar, extiéndete una capa de crema hidratante por todo el cuerpo.

Ducharse

Productos más suaves

Es importante que mantengas tu piel bien limpia y mantener tu rutina, sin olvidarte de exfoliarla, pero utilizando productos más suaves. Con el frío la piel está aún más sensible, así que debes cuidar más los cosméticos y jabones que utilizas.

La humedad del ambiente

Si vives en un lugar húmedo no tendrás problema, pero allí donde hace mucho frío y el clima es seco, el problema se duplica. Cuanto más seco esté el ambiente en casa (y en eso también influye un exceso de calefacción –ver consejo número 😎 más seca y tirante notarás tu piel. Así que no estará de más utilizar un humidificador para mantener equilibrada la atmósfera de tu hogar.

Atención a los tejidos

Algunos tejidos tanto en bufandas, guantes o jerséis pueden resultar un tanto incómodos para pieles sensibles. La solución, optar por aquellos materiales que se adecuen mejor a tus necesidades. Los más aconsejables son los de origen natural, como el algodón o el lino, frente a los tejidos sintéticos, que suelen ser menos transpirables.

Guantes y gorros

Deja de fumar

El humo del tabaco es una de las mayores fuentes externas de radicales libres, que hacen que la piel pierda elasticidad y firmeza, aparezcan arrugas y envejecimiento prematuro.

El alcohol, con moderación

El abuso de bebidas alcohólicas se refleja en la piel, dejándola más deshidratada, con menos brillo, elasticidad y firmeza. El alcohol altera el flujo de la sangre, provocando  la rotura de pequeños vasos capilares del rostro.

Ya no habrá nada que te impida lucir una piel extraordinaria en invierno. Ante cualquier problema, pon en práctica estos consejos y asunto solucionado.

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