Sabores con raíces: el otoño en la cocina gallega

Sabores con raíces: el otoño en la cocina gallega

| Caldaria Hoteles y Balnearios

El otoño en Galicia no solo se ve: se huele, se toca, se escucha… y sobre todo, se saborea. Es una estación que invita a bajar el ritmo, a reconectar con lo esencial y a disfrutar de lo que la tierra ofrece con generosidad. En Caldaria, ese espíritu se traduce en platos que cuentan historias, ingredientes que tienen nombre propio y menús que celebran el vínculo entre paisaje y cocina.

Porque comer bien no es solo cuestión de técnica: es también memoria, cultura y tiempo. Y en otoño, cuando el cuerpo pide calor y el alma busca pausa, la cocina gallega se convierte en refugio. Un refugio hecho de castañas, setas, caldos, pescados de temporada, carnes curadas y dulces que saben a infancia. Sabores con raíces, que nos recuerdan quiénes somos y de dónde venimos.

Castañas, setas y caldos: el bosque en la mesa

Las castañas son, sin duda, las protagonistas del otoño gallego. Más allá del magosto, su presencia en la cocina es versátil: cocidas, asadas, en cremas, como guarnición o incluso en postres. Su sabor dulce y terroso conecta directamente con los bosques que rodean los balnearios de Caldaria, y su textura reconforta como pocas.

Las setas, por su parte, aportan profundidad y aroma. Níscalos, boletus, cantarelas… cada variedad tiene su carácter, y en manos expertas se convierten en platos que celebran la estación. Salteadas con ajo, en revueltos, en guisos o como base de salsas, son el complemento perfecto para carnes suaves o pescados blancos.

Y si hablamos de calidez, no puede faltar el caldo gallego. Hecho con grelos, patatas, unto y chorizo, es mucho más que una receta: es una declaración de intenciones. Comer despacio, saborear cada cucharada, dejar que el cuerpo se temple. En Caldaria, el caldo se sirve con respeto, como parte de una experiencia que va más allá del plato.

Productos con nombre propio: tradición y cercanía

La cocina de otoño en Caldaria se nutre de productos locales, de proximidad, que respetan los ritmos de la tierra y el mar. El pulpo, por ejemplo, sigue siendo un clásico, pero en esta época se acompaña de cachelos, aceite de oliva virgen y pimentón ahumado que recuerda al fuego lento de las cocinas tradicionales.

Las carnes gallegas, especialmente el cerdo y la ternera, se preparan en guisos que combinan paciencia y sabor. La costilla, el lacón, el jarrete… cada corte tiene su momento, y en otoño se cocinan con castañas, vino tinto, cebolla caramelizada o incluso miel de montaña.

Los pescados, como la merluza, el jurel o el bacalao, se adaptan a recetas más contundentes: al horno, en caldeirada, con pimientos asados o en salsa verde. Y los postres, cómo no, recuperan sabores de siempre: filloas, bica, castañas en almíbar, membrillo casero, compotas de manzana y peras al vino.

Todo ello servido con vinos gallegos que acompañan sin imponerse: godellos frescos, mencías suaves, albariños con carácter. Porque en Caldaria, el maridaje también es parte del viaje.

Comer despacio: el lujo de lo sencillo

En un mundo que corre, sentarse a la mesa sin prisa es casi un acto revolucionario. En Caldaria, lo entendemos como parte del bienestar. Comer despacio no es solo disfrutar del sabor: es permitir que el cuerpo se relaje, que la conversación fluya, que el tiempo se estire.

Por eso, nuestras propuestas de temporada no son solo gastronómicas: son experiencias completas. El menú se acompaña de entorno, de silencio, de agua termal, de paseos entre castaños. Todo está pensado para que el otoño se viva con los cinco sentidos, y para que cada comida sea también una forma de cuidarse.

Dos formas de saborear el otoño en Caldaria

Este noviembre, te proponemos dos maneras de disfrutar los sabores con raíces:

  • Outono Gastronómico: una experiencia pensada para quienes quieren saborear el otoño sin necesidad de alojarse. Incluye menú degustación de temporada, acceso a las piscinas de agua minero-medicinal (con cita previa) y préstamo de albornoz y toalla. Ideal para una escapada breve, pero intensa.
  • Escapada de otoño: para quienes buscan una experiencia más completa. Combina alojamiento en habitación doble estándar, desayuno buffet o media pensión, tratamientos de balneario (masaje con aceite templado de Karité, bañera de hidromasaje, sauna) y acceso a las piscinas termales. El complemento perfecto para reconectar cuerpo y paladar.

Ambas opciones están disponibles hasta diciembre, y pueden reservarse según tus tiempos y preferencias. Porque el otoño, cuando se vive con calma sabe mejor.

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