Con motivo del Día Mundial del Alzheimer, que se conmemora cada 21 de septiembre, queremos reflexionar sobre cómo los entornos termales pueden convertirse en aliados inesperados en el cuidado de personas con demencias. Más allá de los tratamientos médicos y farmacológicos, existe un universo de experiencias sensoriales, emocionales y sociales que pueden mejorar la calidad de vida de quienes viven con deterioro cognitivo leve. Los balnearios, con su ritmo pausado, su contacto con la naturaleza y su atmósfera de calma ofrecen un escenario propicio para el bienestar integral.
El valor terapéutico de lo cotidiano
Las personas con demencia, especialmente en fases iniciales, se benefician enormemente de rutinas estructuradas, entornos predecibles y estímulos suaves. Los balnearios termales reúnen estas condiciones de forma natural. La temperatura controlada del agua, el silencio respetuoso, la ausencia de estímulos agresivos y la presencia de vegetación crean un entorno que reduce la ansiedad, mejora la orientación y favorece la conexión emocional. En este contexto, actividades simples como caminar por un sendero fluvial, participar en talleres creativos o compartir una comida tranquila pueden convertirse en momentos de estimulación cognitiva y afectiva.
Además, el contacto con el agua caliente activa el sistema nervioso parasimpático, lo que induce una respuesta de relajación profunda. Esta respuesta no solo mejora el estado de ánimo, sino que también puede reducir los niveles de cortisol, la hormona del estrés, que está directamente relacionada con el deterioro cognitivo. En personas mayores, esta regulación emocional tiene un impacto directo en la memoria, la atención y la capacidad de adaptación.
Escapadas intergeneracionales: bienestar compartido
Una de las propuestas más enriquecedoras es la de las escapadas intergeneracionales: compartir una estancia termal entre abuelos, hijos y nietos no solo fortalece los vínculos familiares, sino que permite que cada generación se beneficie de la experiencia a su manera. Para las personas con demencia, la presencia de seres queridos en un entorno relajado y sin presiones puede mejorar la autoestima, reducir la sensación de aislamiento y facilitar la comunicación.
Los balnearios Caldaria, por ejemplo, ofrecen espacios accesibles, menús adaptados y actividades que pueden disfrutarse en grupo. Desde paseos suaves por la ribera del Miño hasta sesiones de hidroterapia en piscinas mineromedicinales, cada momento puede convertirse en una oportunidad para estimular la memoria emocional, esa que permanece incluso cuando otras funciones cognitivas se debilitan.
Además, estas escapadas permiten a los cuidadores descansar, compartir responsabilidades y recibir apoyo emocional. El entorno termal favorece la escucha, la empatía y la conexión, elementos esenciales en el cuidado de personas con demencia.
El Día Mundial del Alzheimer nos invita a mirar más allá del olvido y a reconocer el valor de las experiencias que nutren el presente. Los balnearios no son solo lugares de descanso: son espacios donde el tiempo se desacelera, donde el cuerpo se relaja y donde la mente encuentra refugio. Para las personas con deterioro cognitivo leve, una estancia termal puede ser mucho más que una escapada: puede ser una forma de reconectar con el entorno, con los demás y consigo mismas.
Desde HDOSO te animamos a descubrir los balnearios Caldaria como destinos de bienestar consciente, donde cada detalle está pensado para cuidar, acompañar y transformar. Porque en el agua, en el silencio y en la compañía, hay una forma de recordar que el cuidado también puede ser bello.
