El agua y el arte, una relación de amor

El agua y el arte, una relación de amor

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El agua en su estado natural ya es todo un arte. El mundo de la música, el cine, la prosa o la poesía han buscado su inspiración en el agua y, más concretamente, en los balnearios. Hoy queremos celebrar el Día Mundial del Arte volviendo la mirada hacia aquellas pinturas en las que el agua es protagonista y es que el líquido elemento ha servido de musa a artistas a lo largo de generaciones.

Qué es el Día Mundial del Arte

Fue en 2012 cuando empezó a celebrarse el Día Mundial del Arte. La iniciativa tiene su origen en AIAP/IAA (Asociación  Internacional de Artes  Plásticas/International Association  of Art) cuya propia formación se  remontan a 1948, y la decisión de esta más que efeméride se tomó durante  la tercera Conferencia General de la UNESCO celebrada en Beirut.

Arte y agua

Se estableció entonces que el Día Mundial del Arte tuviera lugar el 15 de abril, fecha de nacimiento de Leonardo Da Vinci, uno de los mayores artistas de la humanidad. Y el objetivo de la celebración no era ni es otro que “reforzar  los vínculos entre las creaciones artísticas y la sociedad, poner  de relieve  la contribución  de las artes para  lograr un mundo más  desarrollado, libre y pacífico, y apoyar una gran variedad de actividades y experiencias que emergen de la aplicación de programas, proyectos e iniciativas que reflejan los valores y propósitos de las Naciones Unidas”. Así lo contempla al menos el texto de la Unesco.

Las condiciones excepcionales de confinamiento del estado de alarma decretado a causa de la expansión del coronavirus impedirán muchas de las habituales actividades previstos para esta fecha. Pero los museos virtuales no cierran por cuarentena. Las nueva tecnologías permiten un recorrido sin aglomeraciones por la Capilla Sixtina. El Museo Reina Sofía, el Prado y el Thyssen facilitan en tiempo de confinamiento visitas guiadas online y materiales de divulgación para todos los públicos.

El Reina Sofía (que solo había cerrado sus puertas tres veces en toda su historia: durante la Guerra Civil y en dos huelgas) cuenta en su sección multimedia con gran número de vídeos y audios de la programación del Museo, así como los microsites Repensar Guernica y la radio del Museo Reina Sofía.

Agua y arte

El Museo del Prado (que hasta ahora era especialmente activo en redes sociales con directos en Instagram y un canal en Youtube) también mantiene su web actualizada permitiendo acceso a infinidad de obras de arte y recursos multimedia.

Carpaccio, Vincent van Gogh, Kandinsky… y hasta la última exposición de Rembrandt (inaugurada en febrero), el Museo Thyssen-Bornemisza mantiene sus puertas virtualmente abiertas para los amantes del arte.

También deberán ser online las visitas al Louvre y al British Museum.

Pintura y agua: un recorrido por el mundo del arte

Pero al margen de las iniciativas museísticas, empezamos nuestro recorrido virtual por el agua en el mundo del arte</b. Y lo hacemos deteniéndonos en algunos de los clásicos de la pintura.

“Lirios de agua” de Claude Monet. Uno de los fundadores del impresionismo, Monet, daba la última pincelada a esta pintura en 1906. En ella busca, a través del agua, plasmar la representación de la luz, captando conjuntamente el instante y el movimiento. Una de esas obras en las que el agua es la protagonista.

Monet

“La noche estrellada sobre el Ródano” de Vicent Van Gogh. Una de las obras más conocidas de Van Gogh es “Noche estrellada”. “La noche estrellada sobre el Ródano” forma parte de la misma corriente, una tendencia neo-impresionista que busca descomponer la luz reflejándola en el agua con la técnica de puntillismo.

“La balsa de las medusas” de Théodore Géricault. Un gran exponente del romanticismo francés en el que se representa una escena del naufragio de la fragata de la marina francesa Méduse, encallada frente a la costa.

La balsa de las medusas

“Cerca del mar” de Paul Gauguin. Realizado en el 1892 dentro de la corriente post-impresionista, Paul Gauguin representa en “Cerca del mar” una escena de la vida cotidiana con mujeres bañándose en el mar y en el fondo un hombre pescando. La cara más lúdica del agua captada por uno de los grandes de la pintura.

“El nacimiento de Venus” de Sandro Botticelli. Con solo enunciar su título, todo el mundo sabe de qué obra se trata. Esta pintura muestra una fascinación por la mitología de Venus, diosa del amor, empujada en una concha hasta la orilla del mar.

El nacimiento de Venus

“La terraza de Sainte Adresse” de Monet. Otra obra de Monet se cuela en nuestra lista con este cuadro. Fue pintado en la terraza de una casa con vistas al mar de la ciudad balneario de Sainte-Adresse durante el verano de 1867.

“Novena ola” de Ivan Aívazovski. Un óleo sobre lienzo considerada como una de las pinturas más impresionantes y mejor conocidas del pintor ruso. Tanto es así que ha sido llamada “la pintura más bella de Rusia”.

La novena ola

“The icebergs” de Frederic Edwin Church. El agua en todos sus estados y manifestaciones, esta pintura del paisaje americano no podía faltar en este listado.

“The Gulf Stream” de Winslow Homer. Un hombre en un pequeño barco de pesca a la deriva desarbolado luchando contra las olas del mar. Esta es la escena que Winslow Homer recrea en esta pintura en la que el agua es coprotagonista.

Gulf Stream

El paso de la laguna Estigia de Joachim Patinir. La obra del pintor nacido en Bélgica data de 1520-1524 y podrás verla en el Museo del Prado de Madrid. Considerado como uno de los primeros paisajistas de la escuela flamenca, Patinir se detiene en esta pieza en uno de los mitos recurrentes en la historia universal del arte: la laguna de Estigia, paso ineludible de esta a la otra vida. Paga tu moneda a Caronte y continúa viaje.

El Jardín de las Delicias de El Bosco. El agua también aparece en la que sin duda es una de las creaciones más complejas del autor. En el tríptico, el Bosco reprodujo el tercer día de la Creación del mundo, cuando se separaron las aguas de la tierra y se creó el Paraíso terrenal, el pecado y el falso Paraíso. Multitud de detalles se muestran en cada una de las partes suscitando de igual modo innumerables interpretaciones y valoraciones.

El jardín de las delicias

El grito de Munch. Fueron cuatro las versiones que Edward Munch pintó de una de sus más célebres obras que surgió de la trivialidad. Mientras el pintor daba un paseo, parece que al margen del camino se vislumbra el agua de lago, sintió que la propia naturaleza le transmitía su angustia que él reflejó en la figura central de la pieza.

Paisaje con río y bahía al fondo de William Turner. Si por algo es conocida la obra de Turner es por ser uno de los grandes paisajistas de la historia del arte se adelantó medio siglo al impresionismo, pues es considerado como “el pintor de la luz”. En esta obra de 1845 sus pinceles se detienen en un paisaje menos aciago que el que representó Snow Storm – Steam-Boat off a Harbour’s Mouth, donde el agua era también una de los protagonistas.

William Turner

Lo que el agua me dio de Frida Khalo. Como en toda su obra, los cuadros de la mexicana son mucho más que lo que muestran. Este mundo acuático resumido en una bañera es la esencia de sus miedos, pasiones y dolores, que la acompañaron en su vida. Como anécdota, Frida le acabaría entregando esta pintura a su amante Nickolas Muray como pago por una deuda.

“Paseo a orillas del mar” de Sorolla. Y para poner un broche a la altura de esta lista, esta obra de Sorolla, pintada en 1909 a óleo sobre lienzo y que representa la esencia del estilo postimpresionista.

En definitiva, el agua y el arte, el agua y la pintura mantienen una estrecha relación de amor.

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